domingo, 16 de septiembre de 2012

DE VERDUGOS A MÁRTIRES

De verdugos a mártires

Ya decía Aristóteles "El hombre es un animal político", pues bien, que tan cierto estuvo en su afirmación? El hombre es un ser social, y no es novedad alguna el afirmarlo, que la política estuvo presente desde los inicios de la humanidad también es cierto, pero repasando la historia, incluso dependiendo del narrador de los acontecimientos es tan fácil pasar de verdugos de la humanidad a mártires idolatrados. Y la famosa frase "...todo depende del cristal con que se mire..." viene a caer como guantes a la mano, pues vivimos en un mundo del "depende", en un país del "así nomás luego es"; es ahí donde surgen las interrogantes: ¿Es la política buena o mala? ¿Es necesario disfrazar de corderos a los lobos malos? ¿Es mejor cerrar los oídos y callar la boca ante algún descubrimiento o vivencia que involucre a un "zoon politikon profesional"?. 

Al ser una simple espectadora del espectáculo de la riña de lobos malos me veo obligada a intentar responder algunos de estos cuestionamientos. La política en sí no es mala, todos hacemos política, está en nuestra esencia como persona social, mas existe una confusión en el significado que nuestra sociedad le da, al poner en una misma bolsa la política y la politiquería. Existen personas buenas y por ende hacen de la política una misión de vida, pero también existen personas que dejan aflorar en mayor proporción su lado malo, utilizando el arte de hacer política para su beneficio propio, dejando de lado la esencia de la política que es el bien común. Al respecto de si es necesario disfrazar de corderos a los lobos malos, afirmo que aún disfrazando al lobo, sus garras siempre estarán expuestas, sólo debemos cambiar los cristales por donde los miramos. Nadie puede fingir ser alguien que no es por mucho tiempo, llegará un momento en que la piel de cordero ya no le servirá, pues se alimentará de tantas ovejas como pueda, aumentará de tamaño y le quedará chica la piel, exponiendo no sólo las garras. Y por último, al escribir estas líneas dejo claro que no estoy de acuerdo en cerrar los oídos ni callar la boca cuando la situación así lo requiera, aunque eso signifique estar frente a frente a un lobo malo disfrazado de cordero.

©Mabel Coronel Cuenca
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