Hoy pareciera un día normal como cualquier otro, sin embargo no fue así, a pocas horas tuve una visita inesperada, una señora ya de edad con dificultades para caminar a consecuencia de un accidente, alguien a quien he conocido hace exactamente una década, cuando por circunstancias de la vida me tocó llevar adelante una institución educativa; en aquél entonces era una señora alegre, trabajadora, fuerte y capaz de realizar trabajos tan pesados como carpir, corpir, serruchar o lo que le toque realizar con tal de ayudar en el sustento de su hogar, pues tenía varios hijos/as a quienes criar y educar con su esposo también un hombre trabajador.
Al desligarme de la institución educativa en el 2004, sus hijos, que también eran alumnos regulares, incluso con calificaciones altísimas, han dejado también de estudiar, por ser objeto de marginaciones por parte de las personas que dieron continuidad al trabajo que he iniciado. Poco a poco Estos niños que hoy día ya son adultos y adolescentes, fueron cayendo en manos de la sociedad corrupta, que con imagen de buen mozo les dieron de probar de sus vicios, cigarrillo, alcohol, droga... situación que los llevó uno a uno al camino de la marginalidad para sostener el vicio.
Hoy día, esta pobre señora vive sola con su marido que está también en cama por su enfermedad, sin nadie que los cuide, pues sus hijos que podrían hacerlo están en una celda. Culpable de... del sistema educativo que no funciona, del gobierno inoperante que no brinda oportunidad laboral ni capacitación para el trabajo, del sistema jurídico y judicial que por un simple hurto lleva a jóvenes que todavía están a tiempo de enderezarse y convertirse en ciudadanos de bien a la mayor Universidad de Criminales, donde hasta el más ingenuo sale profesional delincuente...
A pesar de todo, todavía sigo creyendo que es posible un Paraguay mejor, pero NO A TRAVÉS DEL COLOR DE PAÑOLETAS, sino a través de la creación de más fuentes de trabajo, dando seguridad a las empresas para que puedan emplear a más paraguayos, capacitando a los niños y niñas para el trabajo desde la escuela, y cambiando la mentalidad de los docentes mediocres que le rotulan como buen alumno/a al que está bien vestido, con zapatos bien lustrados y con el gel en el cabello. Un niño, una niña... aunque esté descalzo, desnudo, hambriento y sucio no deja de tener su esencia, y por naturaleza todos somos llamados a ser buenos, pero como ya decía Rousseau "El hombre es bueno e inocente por naturaleza, lo que lo corrompe es la sociedad"
Mabel Coronel Cuenca
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